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  • Fátima Gaytán

¿Qué no soy yo parte del cambio?

Fátima Beatriz Gaytán Ibáñez*


¿Qué no soy yo parte del cambio? ¿Qué no mi voz también cuenta? ¿Qué no mi futuro vale? ¿Qué no soy parte de sus planes? ¿Qué no tengo un lugar en este mundo? ¿Qué no puedo pelear por lo que sufro?


Cada día se siente como si se acabara el mundo, el último año ha sido la fórmula perfecta para romper la burbuja social. Una cuenta regresiva se siente sobre nuestras cabezas y cada decisión nos quita tiempo. En 2012 surge la primera alarma de ayuda, diversos países se dieron cuenta que algo debía cambiar, nosotr@s debíamos cambiar. Originando así los Objetivos de Desarrollo Sostenible, mismos que en 2015 tomaron el protagonismo en el Acuerdo de París aprobado en la Conferencia sobre el Cambio Climático (COP21); ¿Cuántas alarmas para que despertemos? Ese contador va disminuyendo y con eso, miles de historias quedarán olvidadas. El cambio climático es un@ villan@ escrito por nosotr@s mism@s, a nuestra imagen y semejanza, el resultado de creernos dios@s y dueñ@s del planeta ¿Qué no las futuras generaciones merecemos un hogar?


Se habla de esperanza, pero no de quienes la tienen. Deshielo e incremento del nivel del mar, aumento de precipitaciones y del número de muertes producidas por las altas temperaturas, acidificación y contaminación del agua, muerte, migración y extinción de diferentes especies son algunos de los precios que trae pero, ¿quién los paga? El cambio climático es un problema con diferentes caras y tendríamos la vista nublada si no buscamos conocerlas. Nos afecta en todas las dimensiones de la sociedad y aún así, nos atrevemos a negar que está pasando.


Estamos en un limbo de zonas blancas y negras, ser o no, estar o no, una cosa u otra, una generación, una causa, una creencia, una nacionalidad, un género. Vivimos en una lucha de etiquetas ¿Qué no somos el mismo mundo?, ¿Cómo podemos darle más o menos valor a las diferentes necesidades? ¿Quiénes somos para hablar del dolor ajeno? La falta de empatía, el suponer y el clásico “yo siempre voy primero” son el primer préstamo a la deuda humana que tenemos hoy. Nos dividimos, nos enfocamos en todo aquello que nos diferencia y quitamos de la vista todo aquello que nos hace similares, que crea unión, que nos da fuerza. Se nos olvida que si mañana el mundo termina, no solo termina para una generación, un grupo, un género, termina para tod@s. En una sociedad dividida, unirnos es un acto revolucionario.


En estos momentos de urgencia debemos dejar de decir “divide y vencerás” y cambiarlo por un, “une y trascenderás”. Estamos en el mismo camino y en estos momentos de mil y un decisiones depende de nosotr@s ser el catalizador del cambio o del cambio; climático ¿Qué no la humanidad merece una oportunidad?


Así como los ODS, todas las personas somos codependientes entre nosotras, individualmente somos importantes, pero colectivamente somos indispensables. Y debemos entender que si una progresa nos abre paso a muchas más. Como se murmura por ahí “Sol@s llegamos más rápido, pero junt@s llegamos más lejos”.


Creo que queda más que claro, ¡Nos necesitamos! ¿Pero ahora que hacemos? La respuesta ya está en todos los discursos del tema, es tan repetida, pero tan ignorada, ¡Necesitamos reducir nuestras emisiones de CO2! Debemos percatarnos del impacto que tienen todas nuestras acciones y con pequeños cambios hacer grandes impactos. Ahora, claro que hay más maneras de accionar, tenemos mucho caminos por elegir, lo cual es la belleza de la humanidad, cada quien puede impactar positivamente desde su trinchera y ahora déjenme contarles de la mía, el emprendimiento/proyecto social.


De acuerdo con Janire Cazaro en Economipedia (2019) “El emprendimiento social es la puesta en marcha de una empresa cuyo objetivo final no es la maximización del beneficio económico, sino la creación de valor para la sociedad”. Y sí, en estos últimos años nos hemos dado cuenta que debemos redefinir nuestra manera de hacer negocios, nuestra economía le debe apostar a la revolución social y con esto a la sustentabilidad. En mi experiencia, el emprendimiento social sustentable es aquel que cree que el cambio es posible, crea el cambio que quiere ver y comparte el cambio que falta hacer. Debemos de invertir en aquell@s agentes del cambio, en esas empresas que entienden que el mejor recurso que tenemos es el tiempo, el mismo que se acabará con la explotación de los recursos naturales. Debemos invertir en el emprendimiento social, porque este cambia a las personas y las personas cambian al mundo. Personalmente, puedo decir que conozco jóvenes catalizador@s de cambio, impactando a su comunidad y dándose cuenta que el sistema debe cambiar. Por si quedan dudas aquí dejo algunos:


Inspire México: (ODS 4, 10 y 17) Emprendimiento social que busca transformar las ganas y la motivación de los jóvenes en impacto y acción.

Proyecto 25: (ODS 13 y 15) Start Up estudiantil de impacto socio ambiental sobre reforestación, educación e innovación.

Escuelita Virtual: (ODS 4, 10 y 17) Programa académico gratuito, una comunidad y red de apoyo que busca contribuir en la educación, formación, desarrollo y florecimiento humano de los niños, niñas y adolescentes. Centrado en el empoderamiento de jóvenes como principal factor de cambio.

Fuego Verde: (ODS 4, 6, 7, 8, 10, 11, 13 y 15) Organización que busca amplificar las voces y opiniones de la juventud para que se escuchen en el marco político dentro de la agenda medioambiental.

Climáticas: (ODS 4, 5, 13, 14, 15 y 17) Programa educativo que se basa en la certeza de que la Educación de las Niñas y Adolescentes es una solución frente a la Emergencia Climática.

MEXA: (ODS 4, 5, 10, 13, 15 y 17) Busca el empoderamiento de la juventud a través de una educación enfocada en su involucramiento en temas sociales de alto impacto, así se plataforma su talento con sentido para poder transformar su entorno. Fieles creyentes de que todo el mundo tiene una historia que contar y no basta con hacer el cambio, lo debemos ser.


Acércate a estos proyectos, inspírate, rodéate de personas en búsqueda de un cambio y da el paso, porque con eso se inicia el camino para atravesar una meta. Finalmente, debemos hacernos responsables, como consumidor@s, como padres y madres de familia, como parte de una sociedad, como tomador@s de decisiones y dejar de lado lo hipotético, los “hubiera”. No, el mejor momento para hacer el cambio no fue hace 10 años o dentro de 10 años, es ahora. Ahora en la urgencia que vivimos, ahora que ya sabes todo lo que está en riesgo, ahora que entendemos que no se trata sólo de nuestro futuro sino, de nuestro presente. Y les pregunto ¿La próxima vez que la alarma suene la pospondremos o actuaremos?




* Fundadora de MEXA. Estudiante de LRI & LED en el Tecnológico de Monterrey Campus Puebla. Activista social, feminista y ambientalista.

Instagram: @_mexa.oficial




¡Usa el artículo de Global Lens en tu referencia bibliográfica!


APA 7: Gaytán, F. (2021, abril 30). ¿Qué no soy yo parte del cambio?. Global Lens. https://www.globallens.mx/post/qu%C3%A9-no-soy-yo-parte-del-cambio


MLA 8: Gaytán, F. “¿Qué no soy yo parte del cambio?.” Global Lens, 30 abril. 2021, https://www.globallens.mx/post/qu%C3%A9-no-soy-yo-parte-del-cambio


Chicago: Gaytán, F. “¿Qué no soy yo parte del cambio?.” Global Lens (blog), 30 abril, 2021, https://www.globallens.mx/post/qu%C3%A9-no-soy-yo-parte-del-cambio


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