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  • Dra. Patricia Rebeca Sepulveda Chapa

Diplomacia feminista. El papel de la Reina Isabel en la política mundial

Dra. Patricia Rebeca Sepulveda Chapa*


*Esto es un articulo de opinión y no representa la opinión de la revista Global Lens y el Tecnológico de Monterrey


Isabel II, Jefa de Estado, monarca durante 70 años, una figura histórica, el símbolo de la corona, el símbolo de la diplomacia feminista. Para muchos, el mundo ha perdido a su estadista más importante, a la fuerza estabilizadora de los tiempos de post-guerra. Es el fin de un enfoque personalizado de política global: una idea de un mundo unido, de una comunidad.


“I have to been seen to be believed” fue la frase que utilizó la Reina justificando que, para la monarquía británica, los tours o las visitas de Estado son clave para mantener una exitosa cobertura mediática. En el pasado, los monarcas medievales recorrían sus reinos para demostrar que estaban vivos y además, esto ayudaba a mantener a la sociedad en orden.


¿La Reina se consideró una líder en la política? ¿Qué papel jugó en la política mundial contemporánea? ¿Fue considerada como una mujer poderosa? ¿Cómo impactó al mundo? Son preguntas que probablemente se tengan en mente en este momento.


El papel de la Reina en el gobierno.

En un mundo con una gran cantidad de acontecimientos históricos, conflictos, cooperación, crisis, la Reina era un factor de estabilidad política en Europa.


La Reina Isabel, como Jefa de Estado, tenía que mantenerse estrictamente neutral en temas políticos, pero a la vez era una excelente practicante del soft power (poder blando). Durante su mandato, la Reina viajó a 117 países, sin duda alguna, ha sido la líder mundial que más ha viajado por el mundo; la visita más notable fue el viaje realizado a Irlanda en el año 2011 ya que fue interpretado como un gesto de reconciliación. Para el año 2019, la Reina había recibido 112 visitas diplomáticas de alto nivel. Además, vio a 15 Primer Ministros, desde Winston Churchill, su mentor y uno de sus preferidos hasta Liz Truss, a quien recibió días antes de su fallecimiento ,también se relacionó con 14 presidentes de los Estados Unidos de América.


En la esfera política, durante su reinado, Gran Bretaña evolucionó hacia una sociedad más igualitaria, y aunque la monarca británica no tenía poder político, era una personalidad importante ante los líderes mundiales; en pocas ocasiones, realizó comentarios sutiles mostrando sus opiniones políticas sobre la crisis financiera del 2008, el referéndum de independencia de Escocia, y la emergencia sobre el cambio climático conduciendo a su país a grandes cambios, incluso cuando su país salió de la Unión Europea, con el BREXIT, no hizo declaraciones al respecto.


El soft power de la Reina.

En términos contemporáneos, ella estaba a favor del globalismo; consideraba que el lugar de Gran Bretaña en el mundo era aquel que tenía que ver con conexiones entre los pueblos, buscando siempre la unión de las sociedades; algunos líderes mundiales tienen otra idea sobre el globalismo e incluso se oponen a este término alegando que únicamente es un eslogan político.


Es bien sabido que, en la política global, tener poder importa. Joseph Nye, acuñó el término de poder blando, diferenciándolo del poder duro. El poder blando es aquel que busca influenciar en las acciones de otros sin el uso de la coerción; básicamente, es la capacidad de atracción o seducción sin utilizar la fuerza.


La Reina es considerada como un ícono de la diplomacia de la moda, la cual se refiere a las sutiles elecciones de vestimenta hechas por los líderes mundiales o sus parejas y que, refleja una forma de comunicación no verbal. Los símbolos más importantes fueron su cabello y su corona, sus bolsos, el uso de guantes (en su mayoría blancos y negros), sus collares de perlas, pañuelos, por mencionar algunos, siempre utilizando paletas de ropa muy colorida y muy adhoc a la situación.


Su vestuario, siempre a la medida, ofreció un modelo a seguir para las mujeres en la política mundial y en la realeza. Ella siempre entendió la importancia de los colores, y se ha mencionado con frecuencia que, en algunos casos, aunque ella se mantenía neutral en público, su forma de vestir contaba una historia distinta.


La Reina no acogió públicamente el feminismo pero siempre apoyó la igualdad de las mujeres por medio de acciones como elogios y discursos. Sin duda, siempre será una mujer respetada y admirada, que cumple con la frase que Margaret Thatcher alguna vez dijo “si hay espacios para las mujeres en la cima del árbol”.




*Doctora en Filosofía con Orientación en Relaciones Internacionales, Negocios y Diplomacia; Maestra en Relaciones Internacionales y Licenciada en Relaciones Internacionales por la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales de la Universidad Autónoma de Nuevo León. Profesora de Tiempo Completo con perfil deseable PRODEP y Coordinadora de la Maestría en Relaciones Internacionales en la Facultad de Ciencias Políticas y Relaciones Internacionales.



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